martes, 27 de julio de 2010

Lilypond o el arte de hacer partituras (I)


La notación musical es una de las actividades que pueden y deben abordarse desde un ordenador en la vida musical contemporánea. En la educación musical, en la práctica amateur y profesional de la interpretación musical, en la composición, orquestación, registro de propiedad intelectual, etc., etc., etc., está siempre presente la escritura musical. Desde la legendaria versión 1.0 de Finale, publicada en 1987 para macintosh hasta la actual (2010), pasando por Encore, Igor, Sibelius y unos cuantos más, todos los programas de computadora orientados a satisfacer las necesidades de los músicos, estudiantes y profesores de música en cuanto notación musical se refiere, poseen dos características en común, a saber: 1) parten del paradigma “lo que se ve es lo que se obtiene” (WYSIWYG), y 2) son software con licencia propietaria.

La notación musical, como fenómeno gráfico, es altamente compleja (aunque como sistema de signos sea simple y de fácil aprendizaje). Leer y escribir música puede ser una tarea relativamente simple, pero componer una partitura (que es diferente a componer música que se escribe en una partitura) para que sea apta para su publicación o uso, no lo es. El arte que del diseño de partituras se hizo primordialmente desde las editoras alemanas del siglo XIX, marcó un piso de calidad y una alta codificación de lo que es una partitura “bien hecha” que a un ser humano que pone sus mejores esfuerzos en dominar un arte como la música se le hace tremendamente dificultoso tener además que dominar otro arte: el de hacer partituras. Por eso existían hasta mediados del siglo pasado los maestros grabadores de partituras, un oficio que no se aprendía en menos de diez años. Con el advenimiento de la informática musical, las editoriales convirtieron este noble oficio en nada, haciéndolo desaparecer al igual que desaparecieron los dibujantes de Disney. Un programa y un operador ocuparon desde entonces ese lugar.

Una aplicación que pretende mostrar todo el tiempo lo que se desea como resultado a obtener, carece de la posibilidad de procesar la mejor ubicación de los objetos gráficos involucrados en la escritura musical, dejando así en manos del operador muchas tareas que bien podrían estar automatizadas, como por ejemplo puede ser la precisa ubicación de los números de compases, evitar colisiones de notas, articulaciones, ligaduras, etc.

En cambio, una aplicación que se toma todo el tiempo del mundo para procesar la mejor disposición de los elementos gráficos conformantes de una partitura libera al operador de tareas rutinarias que, en la mayoría de los casos, requiere un conocimiento de las normas de diseño de una partitura, conocimiento que como ya hemos dicho no es algo que se aprenda de la noche a la mañana, y que un músico o estudiante o un docente de música normalmente ignora.

Una aplicación con licencia propietaria puede ser una buena opción para una empresa editorial, pero es claramente privativa para profesores, estudiantes y músicos en general, especialmente si pertenecen a estas latitudes tan marginadas económicamente.

En cambio, una aplicación con licencia GNU (libre) hace accesible a todos los interesados la tecnología auxiliar a una de las más antiguas artes de la humanidad.

Para quien quiera ampliar sobre el tema acá hoy tratado, sugiero seguir este enlace. A la vez prometo continuar escribiendo, en futuras entregas, sobre Lilypond.

4 comentarios:

  1. Gracias!!

    No conocía este programa...lo miraré y así me olvido del finale , que se me resiste!!!

    Un saludo!

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  2. He usado -y en ocasiones uso- Finale, especialmente para orquestar música. Sin embargo, para la salida final siempre prefiero Lilypond, más teniendo en cuenta que Finale (y muchos otros editores de partituras) exporta MusicXML, que es un formato que Lilypond importa (a través de musicxml2ly). Finale es sin dudas un pionero (1987 en versión para Mac) pero la arqutectura de software planteada entonces se convierte hoy en una pesada carga. Pienso que ese es el origen de la mayoría de las "resistencias" de Finale.

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  3. Aquí tenéis un enlace a un artículo sobre edición de partituras con Lilypond:

    http://www1.ccul.junta-andalucia.es/cultura/centrodocumentacionmusical/opencms/publicaciones/2010/papeles-5.html

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  4. primero que nada, gracias por leer y comentar en Lectura y escritura musical. Parece ser que el enlace que compartiste está roto, pero igual llegué al artículo que recomienda por esta otra URL: www.juntadeandalucia.es/cultura/centrodocumentacionmusical/opencms/publicaciones/2010/papeles-5.html
    Leeré el artículo y seguimos la conversación.

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