domingo, 4 de octubre de 2009

Nacionalismos, paralelismos, exorcismos

El orgullo más barato es el orgullo nacional,
que delata en quien lo siente
la ausencia de cualidades individuales
 Goethe


“¡Hay que defender lo nuestro!”
“Lo nuestro” es una escala pentatónica, otras escalas modales, flautas de pan, e intervalos paralelos. ¿De dónde es quien se atreve a afirmar esto? ¿De Salta? ¿De Hungría? ¿De China? Podría ser de prácticamente cualquier lugar del mundo. Sólo aquellas personas que aún no han podido ver que todo pueblo humano hace flautas con la tibia de la pierna de su enemigo y que esa flauta-hueso nunca tendrá (salvo tecnología mecánica que lo permita) más agujeros que los que con las manos humanas pueden taparse estarían dispuestas aún a debatir sobre la pertenencia de los bienes culturales llamados folclóricos.

El siguiente es un apartado inicialmente técnico que nos asistirá en la tarea de develar cómo funcionan en las músicas folclóricas dos conceptos complementarios enseñados ya hace tiempo por Nietzsche: lo dionisíaco y lo apolíneo.

Terceras o sextas paralelas tonales y politonales o lo apolíneo y lo dionisíaco en las músicas folclóricas
Como una de las tantas configuraciones en común de las músicas folclóricas del mundo encontramos a las terceras o sextas paralelas como cotidiana práctica. En el ámbito tonal tal práctica deriva en una variedad de terceras o sextas menores y mayores, lo que otorga un interés a través del tiempo. Una práctica politonal basada en el paralelismo de estos intervalos deriva en una igualdad de terceras o sextas: todas menores o todas mayores, lo cual cancela el interés en el tiempo, pero esa carencia pasa a ser compensada por el interés espacial de la superposición de dos centros tonales. Ejemplificamos:
contiene sextas tanto mayores como menores, mientras que
es una situación musical de igualdad en cuanto las sextas que se usan (todas menores) pero los centros tonales simultáneos de Do y Mi hacen al interés armónico de este fragmento.

Un caso de posesión
En los dos casos expuestos arriba hay una perfecta carencia de independencia rítmica de las dos voces participantes. Son intervalos de sexta, pero no son dos voces. El "unísono" rítmico las iguala como el alcohol, el fútbol y la muerte igualan a los seres humanos. Lo dionisíaco se hace evidente, no hay una medida individuación de las voces. No hay polifonía. Lo apolíneo parece haber desaparecido, pero reaparece en el primer caso (las sextas tonales) cuando entra en la escena musical la politonalidad. El individual, medido y único centro tonal de la antes dionisíaca zamba ahora está ausente porque también está presente otro centro tonal que hace parecer a este dúo más a Legión que a Jesús. ¡Jesús! "Ahora que estamos ausentes" hace apolínea a "Ahora que estás ausente". ¿Podemos esperar a "Ahora que estás exorcizada"? La domesticación de la máquina de guerra no se hace esperar mucho, y entonces, una vez más, tendremos la posibilidad de volver a gritar "¡Hay que defender lo nuestro!", romperle las piernas al simpatizante del equipo rival (necesitamos dos dionisíacas flautas), tocar "Ahora que estamos ausentes", brindar, y entonces, habiéndoles dejado un ordenado mundo a nuestros hijos, morir en paz.

viernes, 2 de octubre de 2009

Los Géneros Musicales

¿Frío/calor, o temperatura? “Frío/calor” representa una dicotomía, “temperatura” representa un fenómeno que engloba tanto a “frío” como a “calor”. ¿Música culta/música popular, o música? ¿Sirve hablar de “culto/popular” como sirve hablar de “frío/calor”? Según quién hable y a quién hable. El servicio meteorológico no dice “hace mucho calor”, sino “la temperatura es de 38º C”. La verdulera de la esquina dice: “¡Cómo está pegando la calor, no?”. Un sociólogo, que en muchos aspectos es altamente equiparable a la verdulera de la esquina, puede, como a la verdulera “frío/calor”, servirle y utilizar las categorías de “culto” y “popular”, categorías que dan cuenta de un orden social como “frío/calor” de una sensación térmica.

La naturaleza, responsable en gran medida de la sensación térmica de los seres humanos, suele ser bastante más equitativa que las sociedades de los hombres, y por esta razón, aunque variable de individuo a individuo, dicha sensación térmica permanece constante dentro de un rango muy estrecho de cambios en la especie humana.

Las sociedades humanas, responsables en toda medida de la generación y distribución de bienes culturales, suelen ser bastante menos equitativas que la naturaleza, y por esta razón, aunque variable de sociedad a sociedad, la mayoría de dichos bienes culturales queda en posesión de una élite, dejando a una inmensa mayoría completamente marginada del más valioso conocimiento.

Un teórico musical o un músico, que en muchos aspectos es altamente equiparable al servicio meteorológico, puede, como al servicio meteorológico “temperatura”, servirle y utilizar la categoría de “música”, categoría que da cuenta del completo fenómeno que engloba a las organizaciones del mundo sonoro como “temperatura” de un completo síntoma climático.